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JUAN YÁÑEZ les da la más cordial bienvenida. Es éste otro testimonio de una pasión urbana...esencialmente lo porteño, lo argentino, lo latinoamericano y también el universo todo...

martes, 25 de enero de 2011

LA PRESIDENTE ESTÁ ENTRENANDO A SU SUCESORA...


EL BLOG OPINA

No es fácil sacudirse a los Kirchner, están empeñados en convertir la República en monarquía. La Presidente tomó ahora las riendas de la familia y va camino de convertirse en la Reina Madre...

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 Florencia, la princesa y la difusa línea que separa lo público de lo privado

Clarín 20/01/11 

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La Presidente pareció estar a sus anchas en Qatar, el segundo país más pequeño del Golfo, una planicie árida rebosante de gas y petróleo, que a mitad del siglo XX llenó de infinita prosperidad a la familia reinante. Allí, todos los funcionarios del gobierno son hijos, primos o sobrinos del emir. Ellos son los que ungen al soberano y los que lo destituyen. El sheik Hamad Bin Khalifa Al Thani, que acaba de recibir a Cristina Fernández, reina porque en 1995 destronó a su padre en un golpe incruento que repitió lo que el derrocado monarca había hecho con su primo veintitrés años atrás. 
La satisfacción de Cristina Fernández quizás obedeciera también al rol descollante de su hija en la comitiva que la acompañó durante la visita a los emiratos. 


A veces sucede y el protocolo no lo veta: Zulemita Menem solía secundar como primera dama a su padre divorciado, aunque no participaba de las audiencias de Estado. Se limitaba a traer, como souvenir, la representación exclusiva de alguna marca japonesa de automóviles y camionetas; en septiembre de 2009, José Luis Rodríguez Zapatero disgustó a los españoles llevando a sus hijas a la Asamblea de las Naciones Unidas y tomándose una foto de familia con Barack Obama, aunque, por lo demás, las adolescentes góticas ocuparan durante la sesión de la ONU un discreto lugar en las gradas reservadas al público y a la prensa. 
Florencia Kirchner, en cambio, ubicada junto al canciller Héctor Timerman, no sólo ha participado de los actos oficiales: su madre y ella, a solas , se entrevistaron con la jequeza Mozah, segunda esposa del Emir y presidente de la Fundación para la Educación y la Ciencia. El resto de la delegación, incluido -precisamente- el ministro de Ciencia Lino Barañao, recién pudo ingresar al salón donde se realizaba la audiencia media hora más tarde. Poco después, Florencia Kirchner se entrevistó con la hija del emir, directora de Museos de Qatar.


Según el muy cuidado texto de la Casa Rosada, ambas “acordaron alentar la conformación de un grupo de trabajo binacional para promover el cine argentino en la televisión qatarí. Además coincidieron en la necesidad de promocionar la cultura árabe en nuestro país”. La comunicación oficial precisó que el encuentro se llevó a cabo por invitación de la princesa, dado que las dos tienen gustos comunes y “estudian en EE.UU”. La información debe haber dejado con un palmo de narices al ministro de Cultura Jorge Coscia, (quedó en tierra ), a la presidente del Instituto de Cinematografía Liliana Mazure y hasta al titular de la sociedad estatal Radio y Televisión Argentinas, Tristán Bauer, quienes tampoco fueron de la partida. Lo más curioso es que, si bien Florencia Kirchner y Su Alteza Real Sheikha Al Mayassa son hijas de dos jefes de Estado, lo son de modo muy diferente. La princesa qatarí es funcionaria por razones de sangre, es la poderosa heredera de un estado patrimonialista; la de Florencia Kirchner, en cambio, es nada más que eso, la descendiente de una jefa de Estado temporal, porque Argentina, pese a las tentaciones, no es un reino sino una República . 
Cierto es que, para la que hasta hace unos meses fue llamada “la pareja presidencial”, una línea borrosa separa lo público de lo privado . Muchos recuerdan cuando el todavía gobernador de Santa Cruz Néstor Kirchner fletó el avión sanitario de la provincia para trasladar a la Capital Federal al ex senador correntino Lázaro Chiappe y sumar así su voto contra la derogación de la Ley de Subversión Económica. La respuesta de la senadora por Santa Cruz a las críticas consta en la versión taquigráfica de la sesión:

 “Cuesta 1.600 dólares la hora de vuelo”, minimizó Cristina Fernández, que jamás entendería que la aeronave de la gobernación no era un bien personal.
Esa misma incomprensión hizo volar el helicóptero de la Prefectura, una y otra vez desde Olivos a la Casa Rosada para liberar de atascos y cortes piqueteros a una Primera Dama que siempre se incorporaba más tarde que su marido a sus obligaciones. Y al decir de un veterano político radical: “Néstor Kirchner dejó de ser presidente pero ni cuenta se dio. Para sus desplazamientos partidarios siguió utilizando aviones, autos, personal e infraestructura oficiales. Son autores del decreto que autoriza el empleo de la flota presidencial al cónyuge del jefe de Estado”.
Los ejemplos son incontables: desde la irrupción de Cristina Fernández en una entrevista que su esposo, el primer mandatario, mantenía con George Bush, hasta los viajes en los que, para instalar su candidatura, sustituyó a Kirchner en la representación del Estado

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Puede pensarse que, sensibilizada por su viudez, Cristina Fernández quiso contar en este largo viaje con la cercanía reconfortante de su hija en un anticipado final de ciclo; o que, por el contrario, pretendió seducirla mostrándole que hay un mundo mejor y más maravilloso que el del dinero, pero al que sólo se accede permaneciendo en el poder. Todas esas interpretaciones son aceptables, incluso la más descabellada de que tal vez la Presidente crea llegada la hora de que la joven ocupe un lugar, a su lado, en la función pública.
Dicen que el alto perfil de Florencia Kirchner tomó desprevenidos a los miembros de la delegación. No es de descartar que ese repentino salto a la fama sea producto de la influencia de Qatar, un país al que el escritor Jean Lartéguy definió como modelo de nepotismo; que el “shamal”, el viento implacable que barre los emiratos, haya sembrado esa fascinación sobre la tierra fértil de una nación latinoamericana donde nadie parpadea si el marido entrega la banda presidencial a su mujer para que, a continuación, ésta tome juramento a su cuñada.


Material gráfico: analitica.com   cronica.com.mx   clarin.com   imaginesregional.com.ar   

jueves, 6 de enero de 2011

LO QUE SARMIENTO NOS DIRÍA HOY


Tiempo de reflexión

Lo que Sarmiento nos diría hoy

Natalio Botana
Para LA NACION

Jueves 6 de enero de 2011 | Publicado en edición impresa 
¿Qué podría decirnos Sarmiento en estos días, cuando próximamente habrán de cumplirse 200 años desde que nació en San Juan, el 15 de febrero de 1811?
Al historiador le cuesta proyectar hacia el presente los rasgos de una trayectoria inscripta en el pasado. No es tarea propia de un oficio que mira con sospecha la intención de manipular esos hallazgos con el objeto de intervenir en los combates políticos del presente.
Sin embargo, hay personajes que, en medio de las pasiones de sus circunstancias (las propias, terribles, y las ajenas, no menos cruentas), entrevieron algunos rasgos de la buena sociedad, dignos de trascender más allá de aquellas vicisitudes. Apetito de futuro, se dirá tal vez con nostalgia.
En todo caso, es posible que la silueta de Sarmiento se ponga nuevamente de pie como un signo de las contradicciones argentinas, de sus conflictos y armonías, como él gustaba llamarlas, y del significado que en Iberoamérica adquiere nuestra larga y tantas veces penosa aventura republicana.
Sarmiento quería a la república como un objeto capaz de ser poseído. Más que una forma de gobierno y un orden estatal (monopolio de la violencia que, cuando le tocó en suerte, impuso contra viento y marea), la república era para ese "ser enorme de asociación y sentimientos comunes, ensanchó el perímetro de las ciudades. La población, al cabo, se concentró.
Antaño, la miseria espiritual y material -tal el significado último del polémico concepto de barbarie- se prodigaba fuera de las ciudades. Ahora, en cambio, esa matriz de la exclusión coexiste en un mismo recinto urbano con quienes adquieren propiedad, ascienden en la escala social y conservan esos derechos adquiridos. Un cuadro que suma resentimientos y ánimo belicoso.
En este sentido, Sarmiento tuvo el golpe de genio de entender la historia como una disciplina devota del análisis de los cortes verticales que van escindiendo las sociedades. José Luis Romero llamó a esta operación apta para revelar estratos sociales que no se quieren ver, "historia en profundidad", vale decir: el arte de auscultar lo que está en ebullición y sube hacia la superficie en la forma de estallidos sociales y demandas, por ejemplo, de tierra y propiedad.
Sarmiento no soportaba los latifundios improductivos y la mala distribución de la tierra en anchas zonas del país: ¿qué diría ahora ante esta nueva configuración del conflicto social que pone sobre la mesa de la agenda pública la cuestión de cómo favorecer el acceso a la propiedad de la tierra urbana? Asunto mayúsculo, sin duda, en torno al cual las demoras son tan lacerantes como aquellas que atañen a la educación, a los cuellos de botella en la infraestructura y a la inversión destinada a proveer empleo.
A estas repuestas nos convoca Sarmiento en un año en el que las tensiones electorales no deberían hacer caso omiso a ese acuciante repertorio de problemas de Estado, común por lo demás a toda la ciudadanía. Sus interrogantes siguen pues abiertos.
material gráfico: siemprehistoria.com.ar