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GUERRILLA EN ARGENTINA: ASESINATO DE
ARAMBURU POR MONTONEROS
ANTECEDENTES DE LA ÉPOCA: Frente a la
crisis económica y social imperante en 1955, todos comenzaron a oponerse a
Perón: la oposición, que era sometida a una fuerte censura, los sindicatos que
lo habían apoyado, la Iglesia, y ciertos sectores de las fuerzas armadas que
intentaron matar al presidente el 16 de junio de 1955 bombardeando la casa de
gobierno sin éxito. El final se estaba precipitando.
El 16 de setiembre, el general
Lonardi llevó a cabo una acción militar en Córdoba. Frente a esta situación, el
presidente Juan Domingo Perón renunció y se dirigió al Paraguay.
El poder quedó en manos de las
fuerzas armadas. El general Lonardi se hizo cargo del gobierno provisional al
triunfar la “Revolución Libertadora” y nombró como vicepresidente al
contraalmirante Isaac Francisco Rojas. El objetivo del gobierno era restablecer
el poder de los sectores tradicionales pues, a diferencia de otras épocas, con
el advenimiento del peronismo se había producido un cambio social y económico
que, por primera vez, les había dado un lugar a las masas populares.
1 Explica
María Seoane, en su libro “Argentina El Siglo del Progreso y la Oscuridad”: Con
el derrocamiento de Perón llegaba a su fin el modelo de país que planteaba una
distribución popular del ingreso y de las riquezas nacionales sin antecedentes
en la historia argentina, la participación política masiva de los trabajadores
y la intención de lograr independencia política y económica de las potencias
internacionales.
1 Arrasar
ese modelo de país, acabar con la utopía distribucionista del peronismo fue,
como lo certifica la historia, el verdadero motivo de la conspiración de las
grandes empresas y los dueños de la tierra infatigablemente unidos, en el
propósito, con los Estados Unidos. Acabar con el gobierno de la censura
impuesta por la Policía y los propagandistas del régimen fue la razón que unió
a liberales, comunistas, nacionalistas y radicales a la conjura de los grandes
terratenientes y del Ejército.
1 Eduardo
Lonardi gobernó en un país enfrentado entre dos bandos: los que estaban con
Perón o contra él. La situación hizo que Lonardi proclamara que no había “ni
vencedores, ni vencidos” en un intento conciliatorio que no fue aceptado por
otros sectores de las fuerzas armadas, lo que finalmente provocó el pedido de
su renuncia. Tomó el poder el jefe del estado mayor Pedro Eugenio Aramburu y el
contraalmirante Isaac Francisco Rojas lo acompañó como vicepresidente.
1 La
conspiración contra Perón y su Estado de Bienestar había sido dirigida por los
generales Eduardo Lonardi y Pedro Eugenio Aramburu, y el contralmirante Isaac
Rojas. La autodenominada “Revolución Libertadora”, conocida como el gobierno de
“los gorilas” —calificativo que se le daba a los antiperonistas— se inició con
la promesa del elegido presidente de facto Lonardi: “No habrá ni vencedores ni
vencidos”
1 Con
la Revolución Libertadora, a la que adhirieron civiles, se inició el período de
proscripción del peronismo que duró casi dos décadas.
1 Aramburu
pensaba que para llevar a cabo su gestión debía iniciar una depuración en las
fuerzas armadas de los adeptos a Perón y disolver al partido peronista, lo que
lo llevó a prohibir hasta la exhibición de símbolos o palabras que hicieran
alusión al peronismo e intervenir la CGT. En materia económica, puso el acento
en la libre empresa, lo que se tradujo en una actitud conservadora en los
planos económico y social.
1 Además,
con el propósito de recuperar el marco legal vigente anterior a la sanción de
la Constitución de 1949, el gobierno implantó la Constitución de 1853, para lo
cual convocó a elecciones para constituir la convención constituyente que debía
reformar la Constitución.
1 LA
GUERRILLA:
1 Una
generación de jóvenes insatisfechos con el escenario político institucional
argentino, quienes dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias volcaron
sus esperanzas en la violencia como única vía para lograr los cambios
económicos, sociales y políticos que proponían. La mayoría vio en la revolución
cubana el paradigma del cambio social al que aspiraban. Para estos jóvenes el
proceso cubano era la expresión más acabada del patriotismo, el americanismo y
el antiimperialismo. Muchos de ellos de origen cristiano encontraron en las
propuestas del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo el impulso
necesario para adquirir un compromiso social militante afín a las
organizaciones armadas de las que pasaron a formar parte.
1 La
formación de grupos políticos armados fue la expresión local de un fenómeno
continental. La Revolución Cubana obró como un poderoso imán sobre ciertos
sectores de la juventud latinoamericana, que la tomaron como modelo y
trasladaron la metodología utilizada en Cuba (la guerrilla rural) a los
diversos países de la región.
En
la Argentina, antes de 1968, se produjeron algunos intentos guerrilleros, que
no tuvieron mayor relevancia, especialmente en el ámbito rural. Pero a partir
de la llegada de Onganía al poder, los nuevos grupos dejaron el campo para tras
ladar su accionar a las ciudades.
La
guerrilla argentina tuvo dos vertientes: el peronismo y el marxismo. En la
primera, actuaron tres grupos principales: las FAP (Fuerzas Armadas
Peronistas), Descamisados y Montoneros. Esta última organización sería la más
importante y terminaría incluyendo en su seno a todas las expresiones de la
guerrilla peronista, desprendimientos de grupos marxistas y a las FAR (Fuerzas
Armadas Revolucionarias) una organización que se había originado en fracciones
de partidos de izquierda, especialmente el Partido Comunista y el Partido
Socialista de Vanguardia, para integrarse con grupos provenientes de la
Juventud Peronista.
Por
el contrario, el núcleo fundador de Montoneros provenía de grupos de la extrema
derecha católica, y fue evolucionando junto con algunos sectores de la Iglesia
como el conocido como de sacerdotes del Tercer Mundo, hacia posiciones más
progresistas hasta situarse, a comienzos de los 70, a la izquierda del
peronismo.
EL
SECUESTRO:Argentina pasaba por momentos políticos – económicos muy complejos y
no se vislumbraba una salida exitosa. Comenzaba a jugarse el destino económico,
político y social de la Argentina en las décadas venideras.
Así
ocurrió que el 29 de mayo de 1970, el día que se cumplía el primer aniversario
del Cordobazo, hizo su aparición pública el grupo guerrillero urbano peronista
Montoneros. Un comando que mostró un alto grado de entrenamiento y
organización, secuestró de su domicilio a Aramburu, acusado por los asesinatos
de José León Suárez durante la Revolución Libertadora y de haber secuestrado el
cadáver de Evita.
“Aramburu
fue sometido a un “juicio popular” por los jóvenes guerrilleros cuya edad
promedio no superaba los 23 años, interrogado sobre el destino del cadáver de
Eva Perón y luego fusilado. Muy poco después, el 18 de junio, rodó la cabeza de
Onganía, quien fue reemplazado por el
agregado militar de la Embajada argentina en Washington, el general Roberto
Marcelo Levingston. Los cambios en el gobierno tenían un objetivo claro: buscar
una salida política para que el estallido del volcán no cubriera de lava al
sistema.”, explica María Seoane.
RELATO
DE LOS ACONTECIMIENTOS: El viernes 29 de mayo se cumplia un año del Cordobazo,
y las centrales sindicales lanzaron un paro en esa provincia.
Ese
mismo 29 se escuchaba por la radio: “El ex presidente Aramburu se retiró de su
domicilio esta mañana, poco después de las nueve, escoltado por dos hombres que
vestían uniformes militares. Desde entonces no hay noticias de su paradero. Se
habla de la posibilidad de que haya sido secuestrado por un grupo comando”.
Al
día siguiente, apareció el coche en que se llevaron a Aramburu -un Peugeot 404
blanco- y dos sospechosos fueron detenidos en la zona de Florida. El secretario
de Información, coronel Luis Premoli, comunicó que no había contacto con los
secuestradores y reiteró su pedido a la población de que “colabore con las
fuerzas de seguridad informando cualquier actitud sospechosa o extraña que
pueda observar en cualquier persona”.
Ese
fin de semana, se difundió el comunicado del comando Juan José Valle de la
organización Montoneros, que empezaba con la consigna “Perón Vuelve” y se
dirigía “Al pueblo de la Nación”: “Hoy a las 9.30 horas, nuestro Comando
procedió a la detención de Pedro Eugenio Aramburu, cumpliendo una orden emanada
de nuestra conducción a los fines de someterlo a juicio revolucionario. Sobre
él pesan los cargos de traidor a la Patria y al pueblo y asesinato en la
persona de 27 argentinos”.
La
furia del régimen fue muy grande. Por las calles, los subtes, las páginas de
los diarios, se repetía un cartel de “Buscados”, con las fotos de Carlos Ramus,
Fernando Abal Medina, Mario Firmenich, Carlos Capuano Martínez, Norma Arrostito
y el padre Alberto Carbone, señalados como autores del secuestro, y se ofrecían
recompensas por cualquier información que ayudara a detenerlos.
pedido
de captura a montoneros
Pasados
unos meses, y después de matar a Aramburu, algunas de las personas más buscadas
del país se reunieron, inexplicablemente, en una pizzería donde cualquiera
podía reconocerlos. Eran las 20.15 del 7 de septiembre: la pizzería estaba casi
vacía, se llamaba La Rueda y quedaba cerca de la estación de William Morris, en
el oeste del Gran Buenos Aires.
En
una mesa junto a la ventana estaban Abal Medina, Sabino Navarro y Luis Rodeiro.
Afuera, en un Peugeot 404 bordó esperaba y vigilaba Ramus; un poco más allá, en
un Fiat 1500 blanco, estaba Capuano Martínez. El dueño de la pizzería llamó a
la policía.
Abal
Medina tenía una chapa de la policía, la mostró y los agentes se fueron. Pero
afuera, otros dos efectivos empezaron a tirotearse con Ramus, que cuando
quisieron identificarlo sacó una granada que le explotó en las manos. Navarro y
Abal Medina también empezaron a tirar. Abal cayó con un tiro en el pecho;
Navarro consiguió escaparse hacia la casa de al lado y después siguió viaje por
los fondos. En la calle, Capuano aprovechó la confusión para escaparse.
Rodeiro, que no tenía armas, terminó detenido.
En
el Peugeot, los policías encontraron papeles y documentos con nombres y apodos
de militantes de la organización. El entierro se hizo el viernes 11 en la
Chacarita. Los féretros entraron cubiertos con una bandera argéntina que la
policía obligó a retirar, y entre las coronas estaba la de Juan Domingo Perón.
Arturo Jauretche y Miguel Gazzera asistieron al funeral. El padre Carlos Mugica
los despidió diciendo que “se comprometieron con la causa de la justicia, que
es la de Dios, porque comprendieron que Jesucristo nos señala el camino del
servicio. Que este holocausto nos sirva de ejemplo”.
Fuente
Consultada:
El
Diario del Bicentenario Fasc. N°9 Nota del Historiador Eduardo Anguita
Historia
La Argentina Contemporánea, Polimodal A-Z, Pigna-Dino-Mora-Bulacio-Cao
“Argentina
El Siglo del Progreso y la Oscuridad”, María Seoane.
Los
Llaman Jóvenes Idealistas….Victoria Villaruel