Cristina Kirchner fue reelecta como presidenta de los argentinos con más del 53% de los votos. Detrás de ella se ubicaron Hermes Binner con el 17%, Ricardo Alfonsín con el 12%, y otros 4 candidatos que no lograron llegar ni al 10%.
Semanas atrás en mi columna titulada "Che, argentinos: aprendamos de Venezuela" (El Universal, 19 de Agosto de 2011), mostré todas las atrocidades e ilegalidades cometidas por el gobierno de los Kirchner durante los últimos ocho años. Contrasté dichos ejemplos con los resultados de las elecciones primarias, en las cuales también Cristina Kirchner ganó con un porcentaje similar. Luego comparé a la oposición argentina con la venezolana, resaltando 3 aspectos fundamentales de la segunda: 1) la Unidad, 2) la existencia de líderes jóvenes y con gran talento, 3) la fuerza del movimiento estudiantil/juvenil. Dije, finalmente, que la única manera de ganarle a Cristina en las elecciones sería construyendo un gran frente único, encabezado por un solo candidato, para así evitar la división del voto opositor entre 6 personas.
Pero claro, somos argentinos, y en Argentina, no estamos aún preparados para semejante gesto de grandeza. Dicha estrategia ni siquiera se propuso, y el resultado fue el esperado.
Ahora bien, así como la oposición venezolana tiene que servir como ejemplo para los argentinos, si es que queremos evitar que la señora Presidenta se radicalice y muestre su peor cara; lo que ocurrió el domingo en las elecciones en Argentina tiene que servir como ejemplo para los venezolanos.
Un año atrás, antes de la muerte de Néstor Kirchner, los índices de popularidad y la intención de voto de la Presidenta lejos estaban del 53%. La existencia de figuras como Mauricio Macri, jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires; los jóvenes y los dirigentes del campo que tan fuerte y exitosamente lograron frenar durante un tiempo el avance autoritario del Gobierno; todo eso nos daba motivos más que suficientes para pensar que los días de Cristina estaban contados. Creíamos que el 2011 sería un gran año, y que la polarización entre los argentinos tenía fecha límite.
¿Qué pasó entones? Nos confiamos. Nos dejamos llevar por los escasos, irreales, pero aparentes signos de mejora en la economía. No supimos exigirle a nuestros políticos que lo que queríamos era unidad. No supimos dejar de lado nuestra soberbia y nuestro orgullo, poniéndola por encima de los intereses de todos. Votamos con el bolsillo, no con la cabeza. Y de pronto, casi sin darnos cuenta, Cristina estaba en la cima una vez más. Lo vimos, sí. Pero no hicimos absolutamente nada para evitarlo.
Quedando poco menos de un año para las elecciones en Venezuela, es esencial que la oposición no se desvíe ni por un segundo del camino que actualmente se encuentra transitando: la unidad. Es fundamental también, que si cualquier precandidato amenaza con poner su propio orgullo por encima de los intereses de Venezuela, por más legal que esto pueda ser, la sociedad civil les exija una sola cosa: grandeza.
A los argentinos nos vienen cuatro difíciles años por delante, y solo podremos afrontarlos eficazmente si aprendemos de los venezolanos. A Venezuela le queda un año. Aprendan de los errores argentinos, no se confíen, y actúen con la grandeza que la situación amerita. Solo así podrán recuperar la democracia.
evg@ezequielvazquez.com
Semanas atrás en mi columna titulada "Che, argentinos: aprendamos de Venezuela" (El Universal, 19 de Agosto de 2011), mostré todas las atrocidades e ilegalidades cometidas por el gobierno de los Kirchner durante los últimos ocho años. Contrasté dichos ejemplos con los resultados de las elecciones primarias, en las cuales también Cristina Kirchner ganó con un porcentaje similar. Luego comparé a la oposición argentina con la venezolana, resaltando 3 aspectos fundamentales de la segunda: 1) la Unidad, 2) la existencia de líderes jóvenes y con gran talento, 3) la fuerza del movimiento estudiantil/juvenil. Dije, finalmente, que la única manera de ganarle a Cristina en las elecciones sería construyendo un gran frente único, encabezado por un solo candidato, para así evitar la división del voto opositor entre 6 personas.
Pero claro, somos argentinos, y en Argentina, no estamos aún preparados para semejante gesto de grandeza. Dicha estrategia ni siquiera se propuso, y el resultado fue el esperado.
Ahora bien, así como la oposición venezolana tiene que servir como ejemplo para los argentinos, si es que queremos evitar que la señora Presidenta se radicalice y muestre su peor cara; lo que ocurrió el domingo en las elecciones en Argentina tiene que servir como ejemplo para los venezolanos.
Un año atrás, antes de la muerte de Néstor Kirchner, los índices de popularidad y la intención de voto de la Presidenta lejos estaban del 53%. La existencia de figuras como Mauricio Macri, jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires; los jóvenes y los dirigentes del campo que tan fuerte y exitosamente lograron frenar durante un tiempo el avance autoritario del Gobierno; todo eso nos daba motivos más que suficientes para pensar que los días de Cristina estaban contados. Creíamos que el 2011 sería un gran año, y que la polarización entre los argentinos tenía fecha límite.
¿Qué pasó entones? Nos confiamos. Nos dejamos llevar por los escasos, irreales, pero aparentes signos de mejora en la economía. No supimos exigirle a nuestros políticos que lo que queríamos era unidad. No supimos dejar de lado nuestra soberbia y nuestro orgullo, poniéndola por encima de los intereses de todos. Votamos con el bolsillo, no con la cabeza. Y de pronto, casi sin darnos cuenta, Cristina estaba en la cima una vez más. Lo vimos, sí. Pero no hicimos absolutamente nada para evitarlo.
Quedando poco menos de un año para las elecciones en Venezuela, es esencial que la oposición no se desvíe ni por un segundo del camino que actualmente se encuentra transitando: la unidad. Es fundamental también, que si cualquier precandidato amenaza con poner su propio orgullo por encima de los intereses de Venezuela, por más legal que esto pueda ser, la sociedad civil les exija una sola cosa: grandeza.
A los argentinos nos vienen cuatro difíciles años por delante, y solo podremos afrontarlos eficazmente si aprendemos de los venezolanos. A Venezuela le queda un año. Aprendan de los errores argentinos, no se confíen, y actúen con la grandeza que la situación amerita. Solo así podrán recuperar la democracia.
evg@ezequielvazquez.com
EL BLOG OPINA
Para aprender hay que tener humildad, virtud que tiene que ver los deseos de aprender. Los políticos argentinos creen que se las saben todas. La evidencia les demostró que querer dista mucho de poder. Por supuesto que el pueblo argentino no le va en zaga en esta apreciación. ¿Los próximos cuatro años serán suficientes para aprender? No lo sabemos. Lo que es seguro que tendrán que calarse a la señora y a sus parcialidades; las que están y las que vendrán...