El pianista fue un caso de estudio y referencia de todos
los músicos populares por su original estilo.
Gabriel Plaza LA NACION. 19 DE AGOSTO DE 2016 •
"Lo conozco hace muchísimos años, ya ni sé cuántos,
lo admiro y le tengo un profundo afecto. Para mí es una gran figura. Yo no soy
experto, pero si usted me pregunta, le diría que las tres figuras históricas
del tango son Carlos Gardel, Horacio Salgán y Astor Piazzolla", decía
Daniel Baremboin, cuando se cumplió el centenario del nacimiento de Salgán, en
junio último. El compositor y pianista murió hoy. (19 de agosto de 2016)
Barenboim no se equivocaba. Salgán fue una de las figuras
claves para el tango. En esa santísima trinidad tanguera, la obra del pianista,
arreglador y compositor brilla con una naturaleza propia. Su obra marcó de
forma indeleble el tango del siglo XX y asomó al del siglo XXI con una fuerza
original y un sonido de avanzada, a partir de sus formaciones junto a Ubaldo de
Lío, su orquesta con la voz de Edmundo Rivero o su formación del Quinteto Real.
Hace más de una década que el pianista se había retirado
de los escenarios. Su legado artístico, que había dejando con su última
formación del Quinteto Real, lo continúa su hijo César Salgán. "Sólo toca
para él y está tranquilo", confesaba este último en el documental Salgán
& Salgán (2015), de Caroline Neal, sobre la vida cotidiana del maestro
tanguero.
Ese documental sobre su vida personal y la relación sobre
su hijo fue la última aparición oficial del genio revolucionario y permitía
indagar mejor sobre su genio. Salgán fue un caso de estudio por su longevidad
en el género y un ADN tanguero que marcó su obra ¿Cómo se puede ser el más
tradicionalista siendo uno de los más vanguardistas? Alcanza con escuchar sus
arreglos de "Hotel Victoria" y "Boedo" para el Quinteto
Real; las versiones instrumentales de "Recuerdo", "Ojos
negros" o "Mi refugio" para su orquesta; o "La
cumparsita", "El entrerriano" y "A Orlando Goñi", para
el dúo con su socio musical Ubaldo De Lío.
Horacio Salgán inventó una manera de tocar y una manera
de arreglar que transformaron sus obras en estándares del tango. Tenía un
estilo único en el piano, fino y virtuoso, que lo convirtió en uno de los
referentes más importantes de la cultura musical argentina. Mamó de sus
predecesores en el género, así como del jazz, del folklore y de la música
brasileña.
Era un compendio de educación musical, admirador de la
ópera y de los grandes compositores de la música clásica. Todo ese mundo sonoro
resonaba en sus tangos, en sus modulaciones, en su compás, en su melodismo y en
su fina inspiración compositiva. Escuchar un tango de Salgán otorga la
posibilidad de entrar en una catedral modernista de Gaudí. Tiene una dimensión
sónica nueva, que no se olvida sin embargo del barrio de tango que lo vio
nacer, de ese tango que imaginaron Gobbi, Bardi, Troilo y hasta Pugliese: un
tango, en definitiva, que perdurará por siempre.
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